viernes, 15 de agosto de 2008

A un año del terremoto en Pisco

A mas de 7 grdos en la escala de Ritcher, el 15 de agosto de 2007 sacudió el sur del país el movimiento telúrico en Pisco, cuyas victimas bordearon los 600 muertos y millares de heridos y damnificados. ¿Es una fecha para recordar? Por supuesto. Tanto así que el Presidente de la Republica ha decretado ese día de duelo nacional en memoria y homenaje a los cientos de personas que perdieron la vida en ese terrible sismo.
Pero a pesar de este homenaje, no podemos seguir soportando la desatención del gobierno y de las autoridades locales. Cabe indicar que tras esta catástrofe son todavía muchas las personas que aún se encuentran insatisfechas con la ayuda prestada hasta el momento. En Pisco quedó destruido el 90% de las casas, colegios, hospitales y dependencias públicas, que estaban construidas en adobe. De hecho, hay mucho por hacer, ya que el proceso de reconstrucción es largo, tedioso y costoso.

Pobladores de la ciudad han expresado reiteradamente sus críticas y fastidios por la lentitud de la reconstrucción y ayuda brindada por parte del Gobierno y han señalado que aun después de un año luego de la tragedia numerosas familias continúan viviendo con muchas restricciones de agua, luz y desagüe en carpas, chozas y demás.

Sobre el malestar de los ciudadanos afectados en Pisco, García refirió que el Estado ha hecho todo lo que está a su alcance para avanzar en la reconstrucción, por lo que considera "injusto" que se diga que no se ha hecho absolutamente nada. "Claro que no estoy satisfecho, Pisco quedó en el suelo y reconstruir una ciudad es difícil", subrayó.

Ese mismo día del duelo nacional, organizaciones civiles y damnificados realizarán marchas de protesta para exigir al gobierno mayor atención y celeridad en las obras de reconstrucción. Sólo esperemos que dichas declaraciones y promesas del mandatario nacional se cumplan para poder al fin servir, ayudar y equilibrar la ayuda en esta parte del país.

martes, 12 de agosto de 2008

Crónica de Viaje



Vanesa, la ayudante del “capitán” del bote, nos grita: ¡Sonriaaannn!, pero como pueden ver, ya era tarde para voltear y que la foto salga linda, ya que nos capturo tan desprevenidas que se nos puede observar como un poco asustadas, pues el viento corría fuerte y sentíamos que el bote se iba a voltear. Interrogábamos a nuestro capitán que tan mar adentro íbamos a ir pues en esas aguas tropicales de la gran isla de Cuba habíamos escuchado que hay tiburones. El sonrió y dio una carcajada que dio la impresión a que se estaba burlando de nuestra ingenuidad y nos dijo: Chicas, acá no hay tiburones ni nada... los arrecifes están mucho mas lejos y ni allí hay posibilidad de encontrarnos con uno. Nosotras nos sentimos aliviadas.

Finalmente empezamos a zarpar. El bote comenzó lento, poco a poco, luego tomo velocidad y sentíamos que estábamos en una montaña rusa cuando el estomago se te sube hasta la garganta. Poco a poco nos fuimos introduciendo hacia el fondo del mar y el agua cada vez mas se veía oscura y la profundidad del mar crecía Lográbamos ver como sombras a algunos peces bajo la superficie. Nos cruzamos con otro velero que se encontraba también mar adentro. Los tripulantes eran unos alemanes por lo que no entendíamos lo que nos querían decir pero por sus gestos y expresiones, se veían contentos y asombrados por la tranquilidad y maravilla del mar.

Para terminar el paseo en el bote, el capitán nos llevo hasta 3 playas mas allá de la cual estábamos nosotros, podíamos divisar los otros hoteles del resorte desde el mar y por supuesto la vista era espectacular. Veíamos a los veraneantes tomando un poco de sol y al fondo la inmensa construcción de los hoteles. No hay nada más que decir.