martes, 12 de agosto de 2008

Crónica de Viaje



Vanesa, la ayudante del “capitán” del bote, nos grita: ¡Sonriaaannn!, pero como pueden ver, ya era tarde para voltear y que la foto salga linda, ya que nos capturo tan desprevenidas que se nos puede observar como un poco asustadas, pues el viento corría fuerte y sentíamos que el bote se iba a voltear. Interrogábamos a nuestro capitán que tan mar adentro íbamos a ir pues en esas aguas tropicales de la gran isla de Cuba habíamos escuchado que hay tiburones. El sonrió y dio una carcajada que dio la impresión a que se estaba burlando de nuestra ingenuidad y nos dijo: Chicas, acá no hay tiburones ni nada... los arrecifes están mucho mas lejos y ni allí hay posibilidad de encontrarnos con uno. Nosotras nos sentimos aliviadas.

Finalmente empezamos a zarpar. El bote comenzó lento, poco a poco, luego tomo velocidad y sentíamos que estábamos en una montaña rusa cuando el estomago se te sube hasta la garganta. Poco a poco nos fuimos introduciendo hacia el fondo del mar y el agua cada vez mas se veía oscura y la profundidad del mar crecía Lográbamos ver como sombras a algunos peces bajo la superficie. Nos cruzamos con otro velero que se encontraba también mar adentro. Los tripulantes eran unos alemanes por lo que no entendíamos lo que nos querían decir pero por sus gestos y expresiones, se veían contentos y asombrados por la tranquilidad y maravilla del mar.

Para terminar el paseo en el bote, el capitán nos llevo hasta 3 playas mas allá de la cual estábamos nosotros, podíamos divisar los otros hoteles del resorte desde el mar y por supuesto la vista era espectacular. Veíamos a los veraneantes tomando un poco de sol y al fondo la inmensa construcción de los hoteles. No hay nada más que decir.

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